La casa de los espíritus es una de esas novelas que hay que leer lentamente, saboreando cada capítulo con cuidado de prestar la atención que este tipo de obras requiere. Había estado plazando su lectura por un tiempo, pero tras leer otras novelas de Isabel Allende y disfrutarlas -La isla bajo el mar, Largo pétalo de mar- decidí que no podía seguir postergando el más famoso de sus títulos.
En él se nos cuenta la historia de la familia Trueba en cuatro generaciones, con especial hincapié en los personajes femeninos, cada uno de ellos más espectacular en términos de desarrollo y realismo: Nívea, Rosa y Clara, Blanca y por último Alba. La historia de la familia se entreteje con la historia de Chile, país donde sucede la acción y de donde la autora es natural. De esta manera nos acercamos a este maravilloso país, lleno de magia y sabor, y somos espectadores en el avance de su historia, desde principios del siglo XX hasta el golpe militar en el año 1973. Isabel Allende añade experiencias propias en la obra, ya que ella misma tuvo que exiliarse a Venezuela durante el golpe por su parentesco con el presidente socialista Salvador Allende.
Por el ambiente fantástico que sólo Allende es capaz de transmitir y la hermosa historia que ofrece esta obra, recomiendo encarecidamente su lectura a cualquiera que me pregunte mi opinión al respecto.
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